lenguaje y realidad

Hace un par de años, leí el artículo El giro linguístico y su incidencia en el estudio de la comunicación periodística, del profesor Albert Chillón. Al leerlo, surgió en mí un gran interés en los estudios acerca de la percepción, la interpretación y el lenguaje. Tres cuestiones estrechamente ligadas con la figura del periodista, que es quien percibe unos hechos, los interpreta y busca la mejor manera de expresarlos. Desde entonces, son varios los artículos y ensayos que he leído relacionados con este tema. Uno de ellos es Modos de ver, del británico John Berger. Este ensayo, considerado título indispensable de la teoría de la comunicación visual, revela cómo nuestros modos de ver afectan a nuestra forma de interpretar y entender la realidad.

A continuación presento una reflexión que escribí no hace mucho acerca de cómo percibimos lo que nos rodea.      

Magritte

Magritte

Las cosas son como son, pero tú les añades el significado

Para muchos, el lenguaje no es más que un instrumento a través del cual los seres humanos expresan el pensamiento que, a priori, han formado en su mente. Es decir, que las palabras sirven únicamente para convertir en enunciados inteligibles lo que pensamos.

A comienzos del siglo XIX, el filósofo alemán Wilhem Von Humboldt se planteó el lenguaje de un modo distinto. Para él, lenguaje y pensamiento; conocimiento y expresión, eran una sola cosa. Con este planteamiento, se dio paso a la idea de que no existe una verdad objetiva, que no existen palabras ni enunciados que designen mejor la realidad que otros.

No exite una verdad objetiva

Ante un mismo objeto, dos personas pueden tener sensaciones distintas y la palabra que utilizarán para expresar eso que sienten, no será la misma. Si esto sucede es porque no hay nada en los objetos que pida a gritos que sean designados de una manera concreta, o por lo menos el ser humano no lo percibe. Por tanto, podemos afirmar que «no hay un mundo único e inmutable fuera del hombre sino que el lenguaje crea mundos, reforma la realidad, da forma a la realidad, no está supeditado a ella, la funda. Y por ello no hay un mundo sino muchos mundos» (A. Chillón).

Magritte

Magritte

Construimos la realidad con la mirada

Y es que la realidad no existe fuera de nuestros ojos, sino que la construimos a través de nuestra mirada, nuestra toma de contacto con el mundo. Con el lenguaje creamos mundos propios. El lenguaje es quien da significado a lo que nos rodea y nos rescata del mar de sensaciones que para nosotros es la realidad.  Cuando uno va por la calle y, por ejemplo, ve un árbol, se limita a relacionarlo con el concepto árbol que tiene memorizado y deja de lado la capacidad de mirar, de fijarse, de observar… Tenemos la mirada habituada a los estereotipos y a la que se nos presenta algo que coincide con alguna de las categorias que ya tenemos establecidas, ni miramos ni escuchamos, volvemos a nuestros prejuicios, borramos las emociones que surgen en nuestro interior ante esa realidad y nos quedamos tranquilos. Nos pasamos el día relacionando lo que vemos con lo que ya tenemos almacenado. Preferimos lo conocido a lo inquietante. Nunca nos dejamos penetrar por la magia que contiene la realidad más cotidiana. Nos da miedo sentir.

Artículos relacionados:

El giro linguístico y su incidencia en el estudio de la comunicación periodística

Esto no es una ponencia sobre Magritte. El giro linguístico en rené Magritte

Modos de ver, de John Berger está inspirado en la serie de televisión que el mismo Berger realizó a principios de los 70 para la BBC.

Deja un comentario

Archivado bajo Uncategorized

dicen que

.

somos lo que hacemos para cambiar lo que somos

:

Eduardo Hughes Galeano. Periodista y escritor uruguayo

.

.

donde todos piensan igual, nadie piensa mucho

.

Walter Lippmann. Periodista y escritor estadounidense

.

,

Deja un comentario

Archivado bajo Uncategorized

en una palabra

.

.

.

opera prima

.

.

.

.

Deja un comentario

Archivado bajo Uncategorized

antihéroe.

Tiene 36 años, pesa unos 110 kilos, es inspector de seguridad de una planta de energía nuclear y es un padre y un marido descuidado.

Sus aficiones son ver la televisión, comer rosquillas y beber cerveza con sus amigos. Sin más.

Hablo de Homer J. Simpson, un grandísimo personaje de animación que a menudo me invita a reflexionar.

homergif

Homer J. Simpson

Homer es, para mí, el reflejo de millones de habitantes, no sólo estadounidenses, sino de todo occidente. Son muchas las personas y las familias enteras que viven al puro estilo Homer, actuando con pereza, torpeza y dejadez; comiendo mal, dejando la salud a un lado y, lo peor, avanzando sin perspectivas de futuro. Esto lo veo en mi ciudad, Barcelona, y también en el extranjero. Y la verdad es que me altera.

2204829850_2efee504d7_o

"Perdonadme por tener enormes defectos en los que no me esmero"

A menudo, me encuentro cara a cara con individuos viciosos, bastos y pesantes que deambulan por las calles de mi ciudad con la mirada perdida y el rostro entristecido. Algunos pasean con lentitud, otros engullen con ansias una hamburguesa o un helado y muchos otros pasan jornadas enteras encerrados en un centro comercial y de entretenimiento. Se quieren poco.

mc_donalds

Anuncio McDonald's

Siempre que me encuentro con uno de estos individuos, la reacción es la misma. Pierdo la sonrisa, dejo de escuchar y observo. Acto seguido la boca de mi estómago se hace cinco veces más pequeña de lo que ya es. Me encojo. Sí, me encojo e involuntariamente empiezo a pensar en cómo debe ser la vida de esa persona, qué motivos la han llevado ese pasotismo, a ese dejar de quererse. Al rato vuelvo a relajarme.

Pues bien estas mismas sensaciones me las provoca también Homer J. Simpson. Homer es capaz de hacer y dejar de hacer aquello que yo y muchos como yo jamás haríamos o dejaríamos de hacer. Homer es para mí un modelo de cómo no actuar. Él es mi antihéroe.

1203132402_f

Anuncio McDonald's

1 comentario

Archivado bajo Uncategorized

Resucitar el Net.art

El mercado del arte ha descubierto la red Internet para la distribución de obras.

Para algunos artistas el hecho de no estar presentes en la red es sinónimo de fracaso e inexistencia; pero para otros, Internet es mucho más que un canal de difusión y promoción. Existe el Net.art.

El Net.art es una corriente artística de finales del siglo XX que utiliza Internet como medio de creación y espacio de exposición a la vez. En sus inicios esta corriente se caracterizaba por su intención de permanecer al margen del mercado y de la historia del arte tradicional. Con los años estos principios se han desdibujado. Algunos hablan ya de la muerte del Net.art.

Ahora, proclamada su muerte, merece la pena hacer un recorrido por la historia de este arte de redes. Quizás, tú eres el llamado a resucitarlo.

.

.

A nadie le sorprendió que el mercado del arte incorporara la red Internet para la distribución de obras. Cada vez son más los artistas que utilizan Internet para promover sus trabajos. También lo hacen los museos, las galerías y las subastas. De hecho, para muchos, no estar presentes en Internet es sinónimo de fracaso e inexistencia. Pero para otros, Internet es mucho más que un canal de difusión. Hay artistas que han sabido hacer de la misma red Internet un instrumento y un material de creación como podrían ser un pincel o un trozo de mármol. Hablamos del Net.art.

El Net.art son todas aquellas producciones artísticas que utilizan la red Internet como medio de creación y espacio de exposición a la vez. El Net.art funciona sólo en Internet y como forma de arte que es, se caracteriza por su interés y su intención de explorar, innovar e incluso traspasar los límites éticos, políticos y tecnológicos de la red.

.

Esta tipología de arte surgió a mediados de los años 90 del siglo XX, cuando en Europa, un grupo de curiosos con ganas de innovar accedieron al World Wide Web. Algunos eran artistas, otros no, pero todos compartían un mismo sentimiento: amaban la tecnología y querían descubrir cómo funcionaba la red y todo lo que ésta podía ofrecerles. Entre ellos estaban el esloveno Vuk Cosik o la pareja formada por el belga Dirk Paesman y el noruego Joan Heemskerk, conocidos como Jodi.org.

.

El World Wide Web, que en sus inicios era simplemente un medio de comunicación textual, hizo posible la conexión y la colaboración entre individuos que se encontraban a kilómetros y kilómetros de distancia. Esta herramienta permitió a aquel grupo de peculiares artistas, la creación de comunidades virtuales, primero, y sites específicos, más tarde. A partir de este contacto múltiple y transfronterizo, comenzó el Net.art como una nueva corriente artística.

netart

Muestra sacada de una obra Net.art

Las obras del Net.art tienen sus particularidades. De hecho, toda obra de arte las tiene, pero el caso del Net.art es aún más excepcional. El Net.art es un arte intrínsecamente global, acelerado e inaprensible. Este arte está en continuo movimiento, se desarrolla en un instante, resistiéndose a cualquier intento de ser fijado y capturado en el tiempo. No podemos, por lo tanto, coleccionar Net.art. Por otro lado, toda obra Net.art transmite un mensaje de contenido crítico, político o reivindicativo. Los temas son varios, pero el más común es la crítica a la propia tecnología. En cuanto a su aspecto, llama la atención que este tipo de obras jamás se caracteriza por su belleza estética. Más bien lo contrario. Esto hace que connoten sensaciones más próximas al rechazo y a la marginalidad. Y es que uno de los objetivos de los creadores del Net.art era mantenerse al margen del mercado del arte y distanciarse de la historia del arte tradicional.

.

El Net.art no es pintura ni escultura, pero tampoco es dibujo. Internet permite al Net.art crear nuevas texturas a partir de imágenes y sonidos de extrema calidad. Estos son algunos ejemplos interesantes: Yugop, Shibumi y Jodi.

net-art-2

Muestra sacada de una obra Net.art

Han pasado tan solo 15 años desde su nacimiento y ya son varias las voces que certifican la muerte del Net.art. ¿El motivo? Los reiterados intentos de mercantilizarlo. En los últimos años se han creado galerías de Net.art, se han comprado y vendido sites y hasta incluso se han pirateado y plagiado obras. El Net.art muere en el momento en que se intentan materializar sus creaciones. Y es que recordemos que Net.art es aquello creado exclusivamente en y para Internet, en el momento en que una obra puede funcionar fuera de la red, deja de pertenecer al Net.art y se convierte en otra cosa diferente como podría ser el Media art, un tipo de arte contemporáneo que utiliza las nuevas tecnologías pero que, a diferencia del Net.art, no prescinde de ellas.

.

Navegar por la red puede ser a ratos divertido, otras veces simplemente útil, cuando estás trabajando, y a veces insulso. Pero difícilmente, una página web te provocara las mismas sensaciones que te transmite el último CD de tu banda favorita, ni tampoco hará surgir ese estado melancólico que se instaló en ti tras contemplar, en Berlín, ese cuadro de Friedrich. Internet pide a gritos la invasión de todo tipo de artistas para que navegar sea una actividad de alto impacto emocional. En la red faltan sorpresas, sonrisas, perplejidad, desconcierto, conmoción…Quizás éste sea tu medio y espacio de creación.

.

¡Contribuye a la resurrección del Net.art!


Emma Miguel Rioja

1 comentario

Archivado bajo Uncategorized

El marinero que perdió la gracia del mar

143046956_6379c62d71

168167356_8cc5390237

1 de julio de 2004. Tenía tan solo 15 años y aquel día comenzaba mi primer mes fuera de casa, concretamente, en Ramsgate, un pueblo ubicado al sudeste del Reino Unido. Iba a vivir con una familia británica y con otra chica que, como yo, había decidido mejorar su inglés. Se llamaba Denika y era japonesa. A Denika le asustaba que la saludara dándole dos besos, se quedaba rígida si la abrazaba y cuando hablábamos, siempre observaba atónita cada uno de mis gestos y mis carcajadas. Ella hablaba entre susurros, apenas gesticulaba y sonreía con timidez. Al principio creí que era cosa suya, que era una chica introvertida, pero cuando conocí a sus amigos vi que todos actuaban igual. Ante ellos yo era un alboroto, me sentía igual de cómoda que incómoda. Desde entonces y cada vez más, Japón y los japoneses despiertan en mí una amplísima curiosidad. Su delicadeza al hablar, el silencio que transmiten y la elegancia de sus gestos me inquietan. Y lo mismo siento ante películas como Lost in translation, de Sofia Coppola, o Passion, del japonés Ryusuke Hamaguchi; o ante novelas como Tokio Blues. Norwegian Wood, de Haruki Murakami o la última de Amélie Nothomb, Ni de Eva ni de Adán. Las cuatro son un reflejo de la vida en Japón y comparten un silencio que irrita y que la vez seduce. Estas cuatro obras me transmiten la misma mezcla de placer e incomodidad que sentí hace cinco años al conocer a Denika. Para completar mi aproximación, de momento literaria, a la poliforme vida japonesa, tengo pendiente leer al suicida Mishima. Y de sus muchas obras he decidido que empezaré por una de sugerente título: El marinero que perdió la gracia del mar.

Deja un comentario

Archivado bajo Uncategorized

ritmo frenético

work_life

Cientos de canales de televisión, equipos de home cinema, pantallas de plasma, Internet, descargas de música y cine, ordenadores personales, libros, comics, salas de cine, teatros, museos, parques temáticos, vuelos baratos, zonas verdes, carriles para bicicletas, parques, gimnasios… Hoy en día, la oferta de actividades de ocio es amplísima y se ajusta al gusto y a las necesidades de todos, pero, ¿disponemos realmente de tiempo suficiente para disfrutar de toda esta variada oferta?

Si retrocedemos en el tiempo y nos fijamos en las horas de trabajo remuneradas y las horas de ocio pagado que había a comienzos del siglo XIX y lo comparamos con las cifras actuales, lo primero que observamos es que nuestra calidad de vida ha ido a mejor año tras año. A principios del XIX, la jornada laboral era de 14 horas diarias, los siete días de la semana; y las horas de ocio pagadas, eran sólo 2. En la actualidad, son 8 las horas de trabajo remunerado y además, descansamos los fines de semana. En cuanto a las horas de ocio pagadas, son 8 y disponemos de un mes de vacaciones. En definitiva, se ha producido un notable decrecimiento del número de horas de trabajo remunerado y ha aumentado el tiempo de ocio pagado. Este cambio ha propiciado el surgimiento del llamado tiempo libre, y la consecuente aparición de entretenimientos para ocupar estos ratos muertos. Empezamos con los paseos, las plazas y las zonas peatonales. Más adelante fuimos al cine o al teatro, y también a conciertos y bailes. Poco a poco fueron incorporándose a nuestras calles los centros comerciales y los centros de ocio y entretenimiento. No sólo las calles cambiaban, también en nuestras casas hubo novedades. Primero fue la radio, luego la televisión y un poco más adelante, los ordenadores personales, las pantallas de plasma, los equipos de home cinema, etc. Todos estos espacios y artilugios se incorporaron a nuestro quehacer cotidiano a una velocidad sorprendente.

Visto así, parece que la evolución haya sido totalmente beneficiosa para las familias, pero la realidad no es esta porque a estos cambios en los horarios, hay que añadirles también otros cambios de tipo social y sobre todo, económico. Desde mediados del siglo XX, las horas de trabajo remunerado son 8 pero entonces en la mayoría de hogares sólo trabajaba una persona, el padre. Madre e hijos tenían, a lo mejor, otras ocupaciones, pero la primordial era cumplir con las tareas del hogar, el trabajo no remunerado. Las familias subsistían con un único sueldo. Hoy, la jornada laboral sigue siendo de 8 horas, pero ya no basta con el sueldo de uno para subsistir. Hoy padre y madre madrugan, llevan a sus hijos a la escuela, van al trabajo y malcomen fuera de casa. Por la tarde, siguen trabajando hasta las seis o las siete. Un canguro se encarga de recoger a los niños del colegio, darles la merienda y entretenerlos hasta la hora de la ducha. A esa hora los padres llegan a casa y, por lo general, bastante cansados. Pero el trabajo no se acaba aquí. Además de las 8 horas remuneradas, que según como se mire son 16, también hay que dedicar unas cuantas a pasar por el supermercado, preparar una cena sana y equilibrada, recoger y limpiar el hogar, duchar a los niños y finalmente, reposar. Quizás esta última es la tarea que más cuesta administrar. Y es que con esta larga jornada y este ritmo de vida se hace difícil encontrar momentos de calma que inviten a uno a gozar de toda esta oferta de entretenimiento que no hace más que crecer y personalizarse para seducir a la sociedad entera.

Cifras como las que mostrábamos al comienzo de este post nos venden la idea de que cada vez se trabaja menos, pero en realidad estamos trabajando más. Ya no son 8 sino 16 las horas diarias de trabajo remunerado necesarias para subsistir en familia. ¿Qué posibilidades tiene una persona con este ritmo de vida de disfrutar de la amplísima y creciente oferta cultural de su ciudad? Prácticamente ninguna. Aquí en Barcelona, por ejemplo, quienes en realidad gozan de la oferta de actividades de ocio y entretenimiento son los turistas. De hecho, esta amplia oferta está pensada y diseñada para ellos. No ocurre lo mismo en el norte de Europa, donde a las 5 de la tarde las ciudades ya reposan por el bien de sus ciudadanos. Deberíamos seguir su ejemplo.

Deja un comentario

Archivado bajo Uncategorized

arte nipon.

suncartoon

.

.

em llevo. ets aquí.

em toques. jo ja suo.

però al vespre, te’n vas.

.

.

El haiku es un poema breve de aproximadamente 17 sílabas organizadas en 3 versos de 5, 7 y 5 sílabas respectivamente. Se trata de una composición de origen japonés, no suele llevar título y tampoco tiene rima alguna. Acostumbra a tratar temas relacionados con la naturaleza, las estaciones del año, la cotidianidad… Parte siempre de la observación y de la apreciación del entorno que rodea al autor.

.

.

http://www.elrincondelhaiku.org/sec1.php

.

.

Deja un comentario

Archivado bajo Uncategorized

La cumbiera intelectual

Ante la pregunta ¿qué es la cultura?, encontramos una multitud de respuestas. Se dice, por ejemplo, que cultura es toda la información y las habilidades que posee el ser humano. O que cultura son el conjunto de conocimientos acumulados en una serie de instituciones que se reproducen en el tiempo. Pero también se entiende la cultura como la capacidad de un individuo concreto para destacar en un medio; o bien, el conjunto de formas de expresión de un grupo social determinado.

Como vemos, las definiciones de cultura son varias y además, muy distintas. Pero de entre todas las definiciones que han llegado a mis manos, hay una que me parece interesante. No es nueva, pero sí metafórica y atractiva. Dice Dietrich Schwanitz, uno de los autores más controvertidos de la escena cultural europea, que la cultura es «el resultado de un permanente proceso de sedimentación, una especie de morrena terminal, un montón de contenidos depositados por el glaciar de un consenso general».

Estos sedimentos a los que hace referencia Schwanitz son los personajes, los acontecimientos y los libros y demás obras artísticas que nuestra comunidad etiqueta como básicos e indispensables para poder formar parte de ella. Son piezas que crean significados y que hacen surgir un sentimiento de inclusión e integración en el grupo. Juntos hacen posible una mayor comprensión entre individuos. Por poner un ejemplo, estos sedimentos son los que permiten que cuando uno escucha decir “siempre nos quedará París”, le añada automáticamente a este aparentemente inocuo mensaje, toda una serie de connotaciones, valores e ideologías contenidas en el film Casablanca (1942): honestidad, fidelidad a las ideas, defensa del débil, amor, añoranza, pasión por el jazz…

En este mundo de la cultura, existen textos canónicos, textos que contienen sabiduría; que te avisan de los errores que puedes cometer. Es toda la experiencia de la humanidad extractada, condensada y archivada en obras que algunos se han tomado la molestia de ordenar y jerarquizar. De esta manera se facilita que el que quiere entrar al club de la cultura, sepa cuál es el camino a seguir, por dónde ha de empezar y qué estaciones no se puede saltar. De entre las personas que con más éxito han creado o propiciado un canon, podríamos citar a Harold Bloom en Estados Unidos y, de forma más mediática, pero también con una enorme resonancia, a Bernard Pivot con su Bouillon de culture en la televisión francesa y, por qué no, a Fernando Sánchez Dragó con su programa Negro sobre blanco.

Desde mi punto de vista, viniendo de una educación secundaria que no se toma muy en serio este enfoque de la cultura, una buena entrada al club es la que propone, por ejemplo, Roberto Cotroneo con su mini-canon titulado Si una mañana de verano un niño. Carta a mi hijo sobre el amor a los libros. En este canon, Cotroneo nos invita a leer una serie de libros elegidos con mucho cuidado y cargados de una buena dosis de sabiduría. El primero que nos introduce es La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson, del cual dice que enseña lo sutil y ambigua que es la frontera que separa el bien del mal, y cómo la aventura es un camino doloroso que sin embargo, ha de ser recorrido. Luego habla de El guardián entre el centeno, de Jerome David Salinger, y lo presenta como un cóctel de ternura y transgresión. También incluye el poema The love song of John Alfred Prufrock, de Thomas Stearns Eliot, el cual nos ayuda a entender por qué los grandes acontecimientos pueden parecer pequeños y los pequeños, alterar el universo. Finalmente nos presenta a Thomas Bernard y su libro El malogrado, que nos habla del talento, del ser, de las odiosas comparaciones, de la huida de la mediocridad, de la humildad, de la envidia y de la música.

Como siempre, no todo es bloanco o es negro. Pertenecer al club de la cultura no necesariamente te hace ser mejor persona. La historia lo demuestra: entre los oficiales nazis había gente de extraordinaria cultura, pero eso no les impidió llevar a cabo, con absoluta frialdad y nulo respeto, el holocausto.

Deja un comentario

Archivado bajo Uncategorized

Encantada de conocerse

el-born3

Nací y vivo en Barcelona, ciudad turística por excelencia. Capital del ruido y los malos olores. Punto cero de una avasalladora onda expansiva de estrés que nos penetra a todos hasta el fondo y se instala en nuestro interior para luego consumirnos lentamente y hacer que seamos más frágiles cada día.

Barcelona tiene mar, tiene montaña y tiene sol. Pero no sabe cuidar de ellos. Barcelona tiene demasiadas cosas en mente. Se pierde. Se desconcentra. Se descuida. Barcelona es demasiado. Barcelona es humo y es ruido. Barcelona escuece y pica. Da alergia. Barcelona es gris. Barcelona se pega y jamás se despega. Barcelona va contigo a todas partes, la tienes en el baño, en el gimnasio, incluso se mete en tu cama. Barcelona es viciosa. Barcelona está húmeda. Y es que en los 101,4km2 que tiene el área de Barcelona, viven, amontonados, más de un millón y medio de individuos. Y a pesar de ser tantos, se sienten solos. No se conocen.

Barcelona se siente bella, se cree amable. Barcelona está encantada de sí misma.

A mí Barcelona me irrita y me invita a marcharme a otros lugares, aunque sólo sea por unos días. Lejos, cerca; subir, bajar… da igual. La cuestión es desintoxicarse un poco de esta especie de droga urbana.

Me he desplazado hacia el Norte, un poco hacia el Sur y otro tanto hacia el Oeste. (El Este lo tengo pendiente). He cruzado mares, playas, calles, sierras, estrechos, puentes e incluso un océano. He subido y bajado cuestas y escaleras. Me he bañado en ríos, lagos, piscinas y playas. Pero jamás he logrado echar de menos a mi ciudad. Más bien lo contrario. Cuando me alejo de ella siento que mi ángulo de visión crece, veo más, mejor y más allá y las ideas brotan con mayor fluidez. Y me gusta. Eso sí, por ahora, siempre he vuelto a ella.

Barcelona me absorbe continuamente pero un día u otro dejará de hacerlo. Estoy convencida. Ese día quizás sí la eche de menos.

Todas estas impresiones sobre Barcelona se despertaron en una de mis escapadas y desde entonces no han cesado. Fue en agosto de 2006. Aquél fue mi viaje más distante, el más intenso, el más largo. Fue mi primera vez en Canadá. Era verano. Iba sola. El motivo del viaje era el inglés, pero una vez allí me empapé de muchas más cosas además de vocablos ingleses. Canadá es aire, es agua, es montaña, es calma, es cielo, es silencio, es frio, es calor. En Canadá respiro. En Canadá, miro hacia arriba, hacia delante, o hacia los lados y veo cielo, siempre hay cielo. Y está limpio. Canadá cuida de sí mismo y también de ti. Canadá te abraza, pero no te agobia. Canadá es respeto. Canadá es trasparente. Canadá es inmenso, sí, pero no está impregnado de ese sentimiento de soledad que invade las calles de Barcelona.

Si Barcelona escocía, Canadá estimula. Da placer. Tras esta primera experiencia, el año pasado volví a Canadá, ya no como estudiante fugitiva sino a trabajar y este verano volveré. Sí, quizás Canadá también me esté absorbiendo como Barcelona, pero él lo hace con delicadeza. Es, simplemente, más elegante.

***

Os dejo una cita del libro Odio Barcelona con la que me siento muy identificada. Dice Llucia Ramis que:

Barcelona nos gusta, pero no sabemos por qué; la odiamos pero no la abandonaríamos. Logra lo que, probablemente, no sería capaz de conseguir ningún otro lugar del mundo: que nos quedemos, aunque no llegue a acogernos.

Odio Barcelona es, para algunos, un grito de denuncia, una crítica a la capital catalana. Y para otros, es una oda a la ciudad. Os invito a que lo leáis.

Y os recomiendo también la canción Barcelona, de Muhel.

Emma Miguel Rioja

1 comentario

Archivado bajo Uncategorized

Viaje con nosotros

Viaje. Ida a cualquier parte, aunque no sea jornada, especialmente cuando se lleva una carga.

Ítaca

Cuando empieces tu ida hacia Ítaca,

desea que el camino sea largo,

lleno de peripecias, lleno de conocimientos.

A los Lestrígones y a los Cíclopes,

al encolerizado Poseidón no temas,

tales cosas en tu camino nunca las encontrarás,

si tu mirada permanece alta, si una escogida

emoción a tu alma y a tu cuerpo les guía.

A los Lestrígones y a los Cíclopes,

al fiero Poseidón no los encontrarás,

si no los llevas dentro de tu alma,

si tu alma no los coloca delante de ti.

Desea que el camino sea largo.

Que muchas sean las mañanas estivales

en que con cuánta satisfacción, con qué alegría

entrarás en puertos por primera vez vistos.

Haz un alto en los mercados fenicios,

y adquiere hermosas cosas,

nácares y corales, ámbares y ébanos,

y sensuales perfumes de todas clases,

los más abundantes y sensuales perfumes que puedas.

Visita muchas ciudades egipcias,

aprende y aprende de los instruidos.

Siempre en tu mente ten a Ítaca.

La llegada a allí es tu destino.

Pero no precipites el viaje en absoluto.

Es mejor que muchos años dure.

Y que, ya anciano, arribes a la isla,

rico con cuanto obtuviste en el camino,

sin esperar que riquezas te dé Ítaca.

Itaca te dio el hermoso viaje.

Sin ella no hubieras emprendido el camino.

No puede darte nada más.

Aunque la encuentres pobre, Ítaca no te engañó.

Tan sabio como te has hecho, con tanta experiencia,

ahora ya habrás comprendido qué significan las Ítacas.


Constantino Cavafis

Ítaca es una descarga de energía positiva, optimismo y a la vez, un empujón para seguir avanzando y crecer sin temores ni complejos. Ítaca nos invita a hacer una fugaz mirada hacia el pasado, para después, plantearnos un propósito y acto seguido, empezar el camino que nos lleve a su realización. Ítaca describe el viaje de nuestra vida. Y es que la vida es un viaje en el que cada uno de nosotros navega de un lado hacia otro. A veces con un destino marcado y otras, no. Pero siempre viajamos. Viajamos cuando leemos; viajamos en sueños; viajamos en tren, en avión y en barco; viajamos en las exposiciones; viajamos en el cine; viajamos a otros países u otras ciudades; viajamos solos, en la intimidad; viajamos acompañados; viajamos de día y también de noche.

En este viaje siempre hay algo constante y es que en ningún momento dejamos de conocer, encontrar, desarrollar, pensar y descubrir. Conocemos lugares y personas; encontramos objetos y oportunidades; desarrollamos nuestras capacidades; pensamos en el ayer, en el hoy y en el mañana; y lo más importante, cada día descubrimos algo nuevo y lo llevamos siempre encima.

http://www.youtube.com/watch?v=3xNBEfHYMSI

Deja un comentario

Archivado bajo Uncategorized

aviDa dollarS

El arte contemporáneo se ha convertido en un proceso de producción más dentro del mercado capitalista. Todo artista ansía poder colgar sus cuadros en algún museo y figurar en los catálogos de arte. Sueñan con la inmortalidad. Sin embargo, hoy en día, son muchos los artistas que buscan exponer sus trabajos, no para el goce del público, sino para vender. Esto es cierto hasta el punto que la calidad y el reconocimiento de sus trebajos depende, casi exclusivamente, del nivel de cotización de sus obras en el mercado internacional. Esta mercantilización ha contribuido a prostituir el mundo del arte hasta el punto que hoy se considera «arte» simplemente aquello que se compra o se vende como tal. Las obras de arte son hoy, simples mercancías con las que poder especular.

Por si quedaba alguna duda, los siguientes ejemplos ilustran esta realidad de modo feaciente:

Mierda de artista (Piero Manzoni, 1961)

Mierda de artista (Piero Manzoni, 1961)

Piero Manzoni (Italia, 1933-63) está considerado como uno de los grandes artistas del siglo XX. Ha logrado estar en los museos y en los catálogos. Pero, ¿con qué? En 1961 creó 90 latas de conserva con sus propios excrementos en el interior. Las llamó Mierda de artista. Estas latas se vendieron y se subastaron en Sotheby’s, la casa de subastas internacional más antigua del mundo. Las latas de Manzoni llegaron a venderse por más de 120.000 euros y siguen en el mercado. Algunas de estas latas han estado expuestas en museos como el Pompidou, el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA), el Museo Nacional de Arte Reina Sofía y la Tate Modern. Las latas de mierda de Manzoni son una inversión mucho más rentable que un inmueble en el mercado español de antes de la actual crisis.

Fuente (Marcel Duchamp, 1917)

Fuente (Marcel Duchamp, 1917).

Pero Manzoni no fue el primero. El vanguardista Marcel Duchamp (Francia, 1887-1968) produjo en 1917 otro polémico artefacto: un urinario masculino de porcelana blanca, bajo el título Fuente. Esta obra se expuso en el MOMA.

La imposibilidad física de la muerte en alguien vivo (Damien Hirst, 1991).

La imposibilidad física de la muerte en alguien vivo (Damien Hirst, 1991).

En la misma línea, encontramos a Damien Hirst (Reino Unido, 1965) que se ha convertido en el artista británico vivo, más rico del mundo con obras como La imposibilidad física de la muerte en alguien vivo, en la que presentaba a un tiburón en formol; o con las calaveras humanas de platinio con incrustaciones de diamantes, por las que alguien pagó 63 millones de euros. Él también está considerado como uno de los mejores artistas de finales del XX y comienzos del XXI.

http://www.youtube.com/watch?v=A2QN6sFx7pI&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=-R7QvpABzSo.

Y no podemos dejar de citar, en esta lista de artistas especuladores, a Salvador Dalí (España, 1904-89). Dalí sentía pasión por el dinero y supo hacer de su obra, una inagotable fuente de ingresos. Su obsesión con el dinero fue sancionada por los surrealistas, que le colgaron el apodo aviDa dollarS, (anagrama elaborado a partir del nombre del artista).

Si algo podemos sacar de todo esto es que la sociedad de consumo necesita cambios profundos. En concreto, necesita lecciones como la que no hace mucho dio Joshua Bell (Estados Unidos, 1967) a los ciudadanos de Washington:

«Viernes, 12 de enero de 2007. Hora punta en una estación de metro en la ciudad de Washington. Un músico toca el violín vestido con vaqueros, una camiseta y una gorra de béisbol. El instrumento es nada menos que un Stradivarius de 1713. El violinista toca piezas maestras incontestables durante 43 minutos. Es Joshua Bell (Estados Unidos, 1967), uno de los mejores intérpretes del mundo. Tres días antes había llenado el Boston Symphony Hall, a 100 euros la butaca. No había caído en desgracia, sino que estaba protagonizando un experimento recogido por el diario The Washington Post: comprobar si la gente está preparada para reconocer la belleza. El experto Leonard Slatkin, director de la Orquesta Sinfónica Nacional de EE UU, había previsto que el músico recaudaría unos 150 dólares y que, de mil personas, unas 35 se detendrían haciendo un corrillo, absortas por la belleza. Hasta un centenar, según Slatkin, echaría dinero en la funda del violín. Pero eso no fue lo que ocurrió«.

El País, 9 de abril de 2007

Información de interés:

http://www.gestioncultural.org/gc/boletin/pdf/bgc12-JMartin.pdf

http://www.elpais.com/articulo/revista/agosto/Fetichismo/mierda/elpepucul/20070809elpepirdv_2/Tes

http://www.elpais.com/articulo/cultura/belleza/pasa/desapercibida/elpepucul/20070409elpepucul_1/Tes

1 comentario

Archivado bajo Uncategorized

Postales de Barcelona

El último día, hablábamos de la dificultad de proyectar la cultura de una ciudad o un país sin caer en los tópicos y los mitos que envuelven a esa cultura. No hay que irse tan atrás en el tiempo para encontrar mecenas como Huntingon. Hace unos meses, Jaume Roures le pedía al cineasta Woody Allen que retratara la ciudad de Barcelona en una de sus películas. El resultado fue Vicky, Cristina, Barcelona, que para muchos es un ejemplo de como caer en los tópicos.

Resulta interesante escuchar al propio Roures hablar sobre estos temas en una entrevista que hace escasos meses le realizamos unas compañeras de clase y yo. Escuchar reportaje

1 comentario

Archivado bajo Uncategorized

Spain is different

¿Es posible, cuando constituyes una estética para un producto cultural, huir de los tópicos? ¿Se puede hacer un producto cultural sin tópicos?

Lunes 23 de febrero. 7 de la mañana. Suena el despertador, salgo de la cama, me meto en la ducha, me visto, preparo el desayuno, enciendo la radio y… ¡sí! Penélope Cruz se ha llevado el Oscar a la mejor actriz secundaria por su papel en Vicky, Cristina, Barcelona, la última película de Woody Allen, producida por el catalán Jaume Roures. La noticia me alegra.

penelope-y-allen

Sigo escuchando y me llama la atención una noticia que dice que la exposición Sorolla. Visión de España, en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), ha recibido, en tan solo un fin de semana, un total de 8.000 visitantes. Esta exposición muestra los catorce frescos que Sorolla pintó para la Hispanic Society of America, en Nueva York, y los dibujos preparatorios de estas obras. Me asombra la cantidad de individuos que se han acercado a contemplar dichas obras y por este motivo, decido documentarme un poco más y averiguar qué es la Hispanic Society of America.

La Hispanic Society of America fue creada en 1904 por el mecenas Archer Milton Huntington y consta de un museo y una biblioteca. Desde su constitución, Huntington quiso decorar el centro con motivos hispánicos, es decir, con toros, castañuelas, lunares y gitanas. Por este motivo, en 1909 le pidió a Joaquín Sorolla y Bastida que decorara la Hispanic Society of America. Sorolla aceptó el encargo. Aunque no fueron motivos españoles, sino visiones de las distintas regiones de España. Sorolla llenó las paredes de la recién creada Hispanic Society of America de imágenes que reproducen los modos de vida y las costumbres de la España de comienzos del siglo XX: procesiones, jotas, fiestas tradicionales… Sus obras reflejan aires de calma, optimismo y prosperidad. Estos cuadros son los que ahora se exponen en el MNAC.

sorolla

Probablemente Sorolla sintió en aquel momento que había hecho una obra rompedora, alejada de todos esos tópicos que Huntington, o cualquier norteamericano o europeo, podía tener en mente al pensar en España. En las obras de Sorolla no hay gitanas, ni toreros, sino gente corriente; tampoco suena el flamenco, ni el repicar de las castañuelas, sino voces, viento, risas, olas, melodías… Sorolla muestra una España que en la actualidad calificaríamos de plural y diversa, con una enorme riqueza regional. Es cierto que va más allá de la clásica bailaora, pero aun así, todos estos elementos no dejan de ser el reflejo de la España profunda, católica, antireformista… la España de siempre. Nadie diría, viendo los cuadros de Sorolla, que ya existía la luz eléctrica o el ferrocarril. La España de Sorolla seguía siendo un reducto costumbrista. El mundo había iniciado el progreso pero España seguía siendo una reserva espiritual inmune a la modernidad.

No sería absurdo pensar que hoy, un hipotético bisnieto de Huntington, heredero de su fortuna y su poder, le encargara a la fotógrafa Annie Leibovitz la tarea de decorar los muros de la Hispanic Society of America

10895

img01

Ciertos publicistas y expertos en imagen reclaman un cambio de la marca España. Sin embargo, resulta casi imposible elaborar un producto que refleje la cultura de un país sin caer en los tópicos y mitos que envuelven esa cultura. Los tópicos son clichés o fórmulas que habitan en el inconsciente de las masas y resultan magnéticos. Son imágenes claras, fuertes y poderosas de un lugar, una tradición y unos valores. Sólo los buenos artistas, aquellos capaces de ver lo que para otros es invisible, podrían representar una cultura sin caer en tópicos. Un buen ejemplo de esta habilidad, lo encontramos en la última obra de Miquel Barceló, la que hizo, por encargo, en la cúpula del Palacio de las Naciones Unidas. Aquella obra tenía que simbolizar la paz, la humanidad, la unión… Ante tales significados, lo más común habría sido encontrar un mural lleno de manos unidas, palomas blancas, sonrisas… pero, sorprendentemente, dimos con un techo lleno de estalagtitas de colores estridentes que, de un modo novedoso, simbolizaba la multiplicidad de puntos de vista y la pluralidad.

miquel_barcelo_cupula_palacio_naciones_onu

Deja un comentario

Archivado bajo Uncategorized

De los moriscos a Bin Laden y Al Jazeera

key2¿De qué hablamos?

Entre los años 711 y 1492 la Península Ibérica perteneció a los musulmanes, quienes la invadieron e impusieron su dominio durante casi 80 décadas. Durante todo aquel tiempo, los musulmanes convivían con una minoría católica y otra judía. No fue hasta el año 1492, que los católicos empezaron a ganar poder en la Península. Con tal de conseguir dicho poder, primero expulsaron a los judíos, quienes tuvieron que abandonar el territorio con lo puesto. Fueron muchos quienes creyeron que aquello iba a ser una cosa temporal. Prueba de ello es que, con los años, se ha sabido que muchas familias judías se marcharon con las llaves de casa en el bolsillo, confiando ciegamente en que pronto podrían volver. Es más, aun quedan algunas familias por Europa que conservan la tradición de heredar, generación tras generación, la llave de la casa que un día un antepasado suyo tuvo en la Península.

Tras la expulsión de los judíos, hubo otros grandes conflictos, entre los cuales destacó uno capitaneado por el rey Felipe III, que en el año 1609 firmó un decreto de expulsión que obligaba a todos los moriscos (nombre que se les puso a los musulmanes que aun vivían en la Península) a abandonar aquellas tierras para siempre. Entonces había en la Península centenares de miles de moriscos y como es de imaginar, una pérdida tan cuantiosa de población, tuvo sus consecuencias. Estas expulsiones se hicieron bajo un falso motivo religioso. Decimos falso porque lo que en realidad buscaban los católicos era hacerse con el poder económico del territorio. Sentían envidia. No soportaban ver como las tierras de los judíos eran más productivas, o como los artilugios hechos por los musulmanes tenían mayor popularidad. Por eso tomaron medidas drásticas para apaciguar su envidia y apropiarse de las tierras y la clientela del resto de agricultores y artesanos de la Península.

http://www.youtube.com/watch?v=UJVEjGPsJQA

Reflexión

El análisis de este hecho histórico nos hace recordar lo importantes que son los derechos humanos, en especial los que prohíben la discriminación por razón de sexo, raza o religión. La historia nos demuestra que cuando el hombre no se rige por este sano principio que son los derechos humanos, se producen situaciones penosas y muy problemáticas, cuyos efectos pueden alargarse y ser transmitidos generación tras generación durante siglos. La expulsión de los moriscos, aquí en la Península Ibérica es un muy buen ejemplo de ello. A comienzos del siglo XVII, centenares de miles de moriscos fueron obligados a marcharse de su hogar, dejando atrás sus negocios, sus cultivos y sus hogares. Lo perdieron todo. Y tras esa imposición surgió, entre los musulmanes, un sentimiento de venganza, rechazo y rebelión que hoy, en pleno siglo XXI, todavía perdura. Este sentimiento del que hablamos es el que encontramos en el discurso de algunos altos líderes islamistas, como por ejemplo, Bin Laden, que a través de canales internacionales como Al Jazeera (que recordemos, significa Algeciras), difunden mensajes reclamando la posesión de su antiguo territorio aludiendo a un derecho histórico.

Deja un comentario

Archivado bajo Uncategorized